jueves, 14 de enero de 2010

CIRCULOS

Los círculos son cerrados. Por definición, son figuras cerradas. No deberían de ser abiertos, ya que perderían su propia condición.
Pero la historia de este círculo no parece ser la de un círculo más. Un círculo que un día se abrió, que un día perdió su forma. Que un día dejo de ser círculo.
Allá por las montañas, el círculo comenzó a experimentar sensaciones de apertura. Se le imponía una apertura. Franca, sincera, tanto imprevista e inesperada.
Las montañas, sus vientos y sus aires secos. Contrastaron con aquella humedad que todo lo asfixiaba. Sin darse cuenta, ese aire seco que de las montañas bajaba logro erosionar de a poco la circunferencia perfecta que el círculo describía. Años mas tarde entendería aquel, la impronta que aquel clima dejo en su ser. Un clima que le reclamo, un clima que dejo su huella y siempre hizo respetar su lugar.
Más tarde regreso la humedad. Aquella vieja y conocida humedad. La relación no fue la misma. Alguien había descubierto la otra cara de la moneda. En términos de colores, el blanco se definió por el negro. En términos de temperaturas, el frió se entendió gracias al calor. En términos de espirituales, el odio reconoció el amor.
Aquel círculo perdió la forma, se dejo vencer. Sin pelear, jamás se entero que estaba librando una batalla. Tal vez por eso no supo defender sus fronteras. Se hizo necesariamente tarde.
Por las colinas siempre asoman los soles. Las tormentas sacuden, las tormentas hacen que todo este mas vivo.
En una ciudad tan alejada de la naturaleza. La lluvia, el trueno, aquel olor inconfundible. Que presagia lo que estar por venir. El agua, que parece sacudir y limpiarlo todo. La lluvia le da vida a la metrópolis, insisto en que las grandes ciudades no deberían conocer el sol. Su estado natural, su necesidad es la lluvia. Ese es su traje, su mejor traje.
Veinte años, llevo comprender al círculo. Veinte años necesito para entender. Porque reclamaba lluvias cuando estaba en la metrópolis. Comprendido aquello, logro aceptar, logro darle lugar a un rayo de sol entre tanto cemento.
La apertura es caos, un rayo de sol penetrando una ciudad es semejante al caos. Solo después de entender que la vestimenta de la ciudad es gris, solo así se supera el caos que provoca un rayo de sol penetrante, un rayo de sol inoportuno y desafiante.
Sin más remedio, sin opción alguna, por una fuerza natural el círculo perdió sus bordes. Al mismo tiempo la forma, no hubo espacio, no existió barrera para contener aquella fuerza que ingreso. No hubo contención, no pidió permiso. La naturaleza no comparte los códigos, no habla el mismo idioma que las figuras geométricas. La incompatibilidad lingüística hizo que no existiera advertencia posible. La resistencia y la contención fueron inútiles. El desorden y la anarquía fueron tales.
El círculo es una figura geométrica que no tiene base. No posee un punto de apoyo. Como resistir, donde apoyarse, cuales son la bases, cuales los limites. Interrogantes jamás develados. Interrogantes sin respuestas.
El círculo hoy exige su forma, se quiere reconocer, desea su forma. La añora, la necesita. Se impone contener, poder contener en su circunferencia parte del sol que entro por entre los edificios de la ciudad. Tanto sol, tantos días de sol alejado del aire seco. Tantos días de sol entre cemento.
El círculo añora recuperar su forma, la necesita. Tanto mas necesita contener. Llego el tiempo de girar, de rodar. Con aquel contenido interno. Llego el tiempo de rodar. Para esto el suplica por reencontrarse consigo mismo. Entendió que si no va a tener base, deberá girar, deberá andar.
Pausadamente, empezar a girar suele ser misterioso Asustadizamente interesante,motivante.

1 comentario:

  1. Uffffff. Excelente!!! Cuanta inspiración amigo! Esta nota no hay que perderla

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